Si, habitualmente me cuento entre las muchas personas que como vulgarmente se dice utilizamos el conche hasta para ir a "evacuar", pero últimamente, por diversos motivos, camino más de lo que acostumbro.
El caso es que ahora, por aquello de "lo que es saludable", camino una horita todas las mañanas, algo que hace mucha gente y que debería haber comenzado a hacer hace ya algún tiempo, más del que hoy desearía. Pero no es por estas mini-caminatas por las que escribo esta nota en mi bitácora.
El asunto, es que anoche, 10 de Agosto de 2010, tras la tormenta, y debido a la visita de mi cuñada con sus 3 hijos, decidimos salir a dar un pequeño paseo y tomar "algo", pues bien, resulta, creo que es la primera vez que hablo de ello, que el hijo mayor de mi cuñada, Juanjo, padece una enfermedad cerebral incurable (hidrocefália se llama) y que lo mantiene a sus 7 años completamente inmóvil e incomunicado a merced de que "alguien" lo transporte, bien en brazos, bien en su sillita ortopédica que debido a su edad y tamaño no es como el típico carrito de bebé sino un poco más ancha.
El caso es que decidimos mi madre política (no me gusta mucho el apelativo "suegra") y un servidor, ir a pié hasta el lugar donde planificamos tomar ese "algo" ( Mesón Sierra Cardeña). El camino desde mi casa es bastante corto, calle Santo Domingo Savio, giro hacia el parque norte por calle Zurbarán, hacia el este por calle bétula y por fin llegada a Calle Torrenueva donde se encuentra el mesón en cuestión.
Pues bien, para cualquier peatón este recorrido no tiene el más minimo problema, pero, si quien lo realiza es una persona en silla de ruedas, o como en nuestro caso ayer, empujando un carrito ortopédico la cosa cambia y muy mucho, resulta, que circulando por la acera como es preceptivo para todo peatón, cuando uno llega a la esquina Zurbarán - Murillo - a la esquita de Gambrinus - el acerado tiene una zona en rampa para descender al asfalto y acceder a la siguiente acera, eso si no hay algún ciudadano que ha dejado su vehículo bloqueando dichas rampas o, lo que es peor subido a la acera obligando al peatón a bajar un escalón que tiene unos 15 cm de altura por un lugar donde la visibilidad es bastante precaria, al llegar al final de esta acera, justo delante de protección civil, no existe rampa para cruzar hacia la derecha, o sea que o volvemos a sortear otro escalón con bastante altura, o en nuestro caso nos vemos obligados, ya que el carro no pasa entre los coches aparcados en doble o triple fila, a descender a la calzada por la rampa que da en calle Bétula y circular por la misma hasta el acceso siguiente con rampa,- delante del bar "quique" - continuando nuestro camino, nos encontramos con idéntica situación en el cruce de calle Picasso, dándose la casualidad de que el ciudadano que con su todo-terreno se acercaba al "paso de peatones" en vez de frenar, acelera y hace sonar su claxon para indicarnos según creí entender que la "preferencia" era suya. Accedemos de nuevo a la acera junto a la valla del colegio Milagrosa para continuar hasta el cruce con calle Giralda realizando nuevamente la invasión de la calzada ya que ni rampas ni paso de peatones hay, una vez en la acera, continuamos hasta la esquina en la que está la pizzería que se llama O'mamma mía donde, nos encontramos con la opción de invadir de nuevo la calzada de calle Bétula o cruzar por el paso de peatones que tampoco tiene rampas mientras un señor con su deportivo de la marca BMW realiza un "impecable" aparcamiento justo encima de las líneas blancas obligándonos a pasar entre su vehículo y el que había aparcado justo detrás. Por fin llegamos a una acera que tiene una altura algo más accesible, aunque más estrecha, de manera que, por los vehículos que alli hay estacionados, y debido a la anchura del carro, hemos de pasar en "fila india", al llegar a la esquina de calle Virgen de Guadalupe, Oh sorpresa, esta vez hay sendos vehículos sobre la acera justo encima de los pasos de peatones y nos vemos obligados a retroceder con carro incluido para volver a "invadir" la calzada y aguantar el "maravilloso" sonido del claxon de otro vehículo por bloquearle su "preferencia". Accedemos de nuevo a la acera entre Calle Virgen de Guadalupe y calle Carolina, para tras atrancarse el carro en varias ocasiones en los "agujeros" por la falta de losas del acerado cruzar por fin gracias a un "rebaje" natural en el bordillo de la acera provocado "supuestamente" por el paso por encima de dicha esquina de muchos vehículos llegando al tramo entre calle Carolina y calle Torrenueva con similares defectos en el acerado que el tramo anterior, para encontrarnos con otro vehículo estacionado sobre la acera antes de cruzar la calle Torrenueva y llegar a nuestro destino.
Dejo un "mapa" con las incidencias en el recorrido.
El caso es que ahora, por aquello de "lo que es saludable", camino una horita todas las mañanas, algo que hace mucha gente y que debería haber comenzado a hacer hace ya algún tiempo, más del que hoy desearía. Pero no es por estas mini-caminatas por las que escribo esta nota en mi bitácora.
El asunto, es que anoche, 10 de Agosto de 2010, tras la tormenta, y debido a la visita de mi cuñada con sus 3 hijos, decidimos salir a dar un pequeño paseo y tomar "algo", pues bien, resulta, creo que es la primera vez que hablo de ello, que el hijo mayor de mi cuñada, Juanjo, padece una enfermedad cerebral incurable (hidrocefália se llama) y que lo mantiene a sus 7 años completamente inmóvil e incomunicado a merced de que "alguien" lo transporte, bien en brazos, bien en su sillita ortopédica que debido a su edad y tamaño no es como el típico carrito de bebé sino un poco más ancha.
El caso es que decidimos mi madre política (no me gusta mucho el apelativo "suegra") y un servidor, ir a pié hasta el lugar donde planificamos tomar ese "algo" ( Mesón Sierra Cardeña). El camino desde mi casa es bastante corto, calle Santo Domingo Savio, giro hacia el parque norte por calle Zurbarán, hacia el este por calle bétula y por fin llegada a Calle Torrenueva donde se encuentra el mesón en cuestión.
Pues bien, para cualquier peatón este recorrido no tiene el más minimo problema, pero, si quien lo realiza es una persona en silla de ruedas, o como en nuestro caso ayer, empujando un carrito ortopédico la cosa cambia y muy mucho, resulta, que circulando por la acera como es preceptivo para todo peatón, cuando uno llega a la esquina Zurbarán - Murillo - a la esquita de Gambrinus - el acerado tiene una zona en rampa para descender al asfalto y acceder a la siguiente acera, eso si no hay algún ciudadano que ha dejado su vehículo bloqueando dichas rampas o, lo que es peor subido a la acera obligando al peatón a bajar un escalón que tiene unos 15 cm de altura por un lugar donde la visibilidad es bastante precaria, al llegar al final de esta acera, justo delante de protección civil, no existe rampa para cruzar hacia la derecha, o sea que o volvemos a sortear otro escalón con bastante altura, o en nuestro caso nos vemos obligados, ya que el carro no pasa entre los coches aparcados en doble o triple fila, a descender a la calzada por la rampa que da en calle Bétula y circular por la misma hasta el acceso siguiente con rampa,- delante del bar "quique" - continuando nuestro camino, nos encontramos con idéntica situación en el cruce de calle Picasso, dándose la casualidad de que el ciudadano que con su todo-terreno se acercaba al "paso de peatones" en vez de frenar, acelera y hace sonar su claxon para indicarnos según creí entender que la "preferencia" era suya. Accedemos de nuevo a la acera junto a la valla del colegio Milagrosa para continuar hasta el cruce con calle Giralda realizando nuevamente la invasión de la calzada ya que ni rampas ni paso de peatones hay, una vez en la acera, continuamos hasta la esquina en la que está la pizzería que se llama O'mamma mía donde, nos encontramos con la opción de invadir de nuevo la calzada de calle Bétula o cruzar por el paso de peatones que tampoco tiene rampas mientras un señor con su deportivo de la marca BMW realiza un "impecable" aparcamiento justo encima de las líneas blancas obligándonos a pasar entre su vehículo y el que había aparcado justo detrás. Por fin llegamos a una acera que tiene una altura algo más accesible, aunque más estrecha, de manera que, por los vehículos que alli hay estacionados, y debido a la anchura del carro, hemos de pasar en "fila india", al llegar a la esquina de calle Virgen de Guadalupe, Oh sorpresa, esta vez hay sendos vehículos sobre la acera justo encima de los pasos de peatones y nos vemos obligados a retroceder con carro incluido para volver a "invadir" la calzada y aguantar el "maravilloso" sonido del claxon de otro vehículo por bloquearle su "preferencia". Accedemos de nuevo a la acera entre Calle Virgen de Guadalupe y calle Carolina, para tras atrancarse el carro en varias ocasiones en los "agujeros" por la falta de losas del acerado cruzar por fin gracias a un "rebaje" natural en el bordillo de la acera provocado "supuestamente" por el paso por encima de dicha esquina de muchos vehículos llegando al tramo entre calle Carolina y calle Torrenueva con similares defectos en el acerado que el tramo anterior, para encontrarnos con otro vehículo estacionado sobre la acera antes de cruzar la calle Torrenueva y llegar a nuestro destino.
Dejo un "mapa" con las incidencias en el recorrido.
Ver .... a andar se aprende .... en un mapa más grande
La reflexión que me hago de todo esto es ¿qué solemos pensar cuando con nuestro vehículo vamos en busca de aparcamiento? ¿solemos pensar igual cuando conducimos que cuando caminamos? ¿nos damos cuenta de lo que hacemos cuando, circulando con nuestros vehículos alguien invade la calzada?. No suelo ser de los que suelen aparcar mal o bloqueando pasos a peatones, pero creo que a partir de ahora intentaré poner mucho más cuidado y esmero en todo momento.
Gracias.
Gracias.